miércoles, 7 de abril de 2010

Marlango se rinde ante la alegría con 'Life in the treehouse'

Después de tres discos recreándose entre melancolía, oscuridad y tristeza, los Marlangos se quitan el jersey de cuello alto y abren las ventanas de par en par para que entre la claridad. Life in the treehouse es el último álbum del grupo compuesto por la actriz y vocalista Leonor Watling, el músico Alejandro Pelayo y el trompetista Óscar Ybarra. Han pasado algo más de dos años desde la publicación de su anterior trabajo, The electrical morning, sus vidas personales han cambiado y con ellas la forma de expresarse y la necesidad de crear obras más luminosas. Parece que desde lo alto de esa casa del árbol a la que se han subido, las cosas se ven desde otra perspectiva y eso les ha sentado muy bien. Han dicho adiós al pesimismo y a esa necesidad imperante de ver el vaso medio vacío, o vacío del todo.

“The long fall” es el primer single que abre paso a un abanico de canciones llenas de alegría, contenida, porque a pesar de mostrarse felices la suya es una alegría “tipo b”; sin pasarse. Así lo plasma “Take me” (que recuerda a aquel “It’s all right” de su primera creación, Marlango) el tema que cierra el álbum con un sonido “beatleliano” que parece que va a explotar en cualquier momento, pero que te deja con la extraña sensación de que te han estado prometiendo una descarga total de energía que acaba por diluirse en un intento de. Aún así, completa un ciclo de música más sencilla, amena y fácil de escuchar, en la que dejan de lado la abstracción compleja del pasado. Sorprendentemente, algunos de los temas dan ganas, incluso, de bailar, saltar y gritar de felicidad. ¿Quién dijo que cambiar fuese malo?

A pesar de brillar por sí mismos Marlango ha contado con la colaboración especial de numerosos artistas que con mayor o menor acierto dan el toque final a cinco de los temas. Se podría decir que el artista invitado que más deslumbra es el músico Rufus Wainwright que con una pequeña aportación de piano y voz, que parece muy simple, da un toque de originalidad y brillantez a “The answer”, canción en la que también colabora la guitarra acústica de Suso Sáiz. En “You won’t have me”, el blues del disco, hacen una más que digna participación Leo y Ben Sidran, que acompañan la voz cuidadosamente controlada de una Leonor que muestra una nueva y asombrosa tesitura. Una canción que pone los pelos de punta y deja evidente, una vez más, el exquisito gusto de Watling, Pelayo e Ybarra. La colaboración más sentimental y anunciada la hace el uruguayo Jorge Drexler en “Thank someone tonight” y “Play boy play”, temas que ofrecen sensualidad, picardía a la vez que romanticismo. La participación de Pereza en “I don’t really want to know”, da quizás un toque más comercial al álbum, pero dista mucho de las raíces alternativas que caracterizan a Marlango. No lo hacen mal los chicos, pero es un tanto incomprensible que hayan contado con ellos si no fuese porque últimamente parece que un disco sin Pereza no es disco…

De todas formas, da gusto ver el avance de este grupo, que empezó con el peso de la desconfianza de algunos al intuir en él a una actriz satisfaciendo un capricho momentáneo, o a un tanteo catastrófico de ofrecer al público español ese sonido pesimista, lleno de humo y potencialmente “modernillo”. Tras seis años y cuatro discos en el mercado han conseguido callar muchas bocas y demostrar que lo que hacen va mas allá de ese intento de hacer música al que otros muchos grupos españoles nos tienen acostumbrados.

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